Durante los últimos quince años, un número creciente de artistas de todo el mundo ha trabajado
en colaboración a través de las telecomunicaciones. En sus “obras”, a los que nos referiremos
como “eventos”, los gráficos y las imágenes no constituyen un objetivo último o un producto
final como es habitual en bellas artes. Empleando computadoras, video, modems y otros
dispositivos, estos artistas utilizan lo visual sólo como una parte de un contexto de comunicación
interactiva y bi-direccional mucho más amplio. Las imágenes y los gráficos no son creados
únicamente para que un artista los transmita de un punto al otro, sino para iniciar un diálogo
visual multidireccional con otros artistas y participantes en localidades remotas. Este diálogo
visual asume que las imágenes serán modificadas y transformadas a lo largo del proceso, así
como el discurso es interrumpido, complementado, alterado y reconfigurado en una
conversación espontánea cara a cara. Una vez que el evento termina, las imágenes y los gráficos
no perduran como “resultado” sino como la documentación del proceso del diálogo visual
promovido por los participantes.